miércoles, 1 de julio de 2015

**1/2 Kg**



 


Resulta que  a “los sensibles”, nos pasa lo mismo; la tristeza se apodera de nosotros muy de niños haciéndose compañera de juegos, de tardes solos pegados al parqué de la casa, de conversaciones banales con nuestras Barbies, de goles celebrados en silencio, de tardes de estudio mirando a la lluvia, de tardes de estudio “perdiendo el tiempo”  escribiendo un nuevo poema. 
Los sensibles acumulamos emociones de adolescentes elevadas al cubo, y las sostenemos bajo la piel,suplicando que en ningún momento venza y nuestras vergüenzas salten por los aires.Rompiendo las costuras y en ocasiones, haciendo caer algunos tornillos. 
Los sensibles llevamos una tormenta dentro, y nos entregamos como un tsunami a quién queremos, dejando daños colaterales en las esquinas de la ciudad que más nos ha hecho llorar, y lisiados transeúntes por sus calles.

**Violetas que han dejado saltar los muelles, violetas rosas, violetas contentas**

1 comentario:

  1. Mejor todo eso, que tantas veces nada. Será porque adoro la sensibilidad. Muy bien descrito.

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